La música es un arte completo en todo sentido, la forma en que se comunican sentimientos, ideas, posiciones y simple entretenimiento nos ha dado un poder comunicativo total. Desde Aristóteles hasta David Berlo, se comparten tres elementos indispensables: Emisor, Mensaje y Receptor. Las variantes de cada modelo creado complementan el proceso. Sin embargo, el poder de crear un mensaje a través de ondas sonoras que recibes, decodificas e interiorizas es, sin duda, mágico.
A través de ese conjunto de notas, acordes y silencios puedes viajar en el tiempo, escuchar y sentir lo que existía en ese espacio específico de la historia. No importa si el artista es mexicano, estadounidense, africano, asiático o de cualquier rincón inhóspito del mundo, la canción que escuches transmite. La maravilla de la tecnología te permite traducir en segundos cualquier idioma que, con ciertos fallos sí, (que en mundo de la comunicación le podríamos denominar ruido) pero que te dan una visión cercana de lo que sucedía en ese momento.
Este es el tema central de lo que vengo a compartir el día de hoy; el contexto social combinado con la cultura definen qué y cómo se escucha la música en un punto histórico determinado. No indagaremos a fondo en todas las décadas porque la verdad sería “mucho texto”, pero sí daré algunos ejemplos para poder entendernos mejor.
Los 60s: La guerra de Vietnam en su apogeo. Estados Unidos intensificó su participación en dicho país en 1965 y el descontento social era evidente. En respuesta a ello, cobra fuerza un movimiento contracultural con ideales sólidos basados en la paz, donde la armonía con la naturaleza, la lucha social por la igualdad y sobre todo, la música cobran importancia, sin dejar de lado que las drogas y el ocultismo se volvieron parte central de esta ideología. The Beatles, The Doors, Hendrix y Joplin, por mencionar a muy pocos, fueron pilares de esta década y muchos de ellos se volvieron leyendas en “Woodstock 69”.
¿Qué es lo que dicen las canciones? ¿Cómo están compuestas? básicamente hablaban de paz y psicodelia. La juventud quería vivir sin guerra, y es por ello que las composiciones tenían ese enfoque. En 1969 Jhon Lenon sacó la famosa Give Peace Chance, donde el mensaje era claro. Ejemplos hay muchos, pero el contexto es el mismo. De esta forma, la sociedad norteamericana, junto con la inglesa, exportó ideologías que también llegaron a México, donde el rock y las revueltas estudiantiles iban de la mano en una sociedad que exigía un cambio.
Los 80s: Otra década que marcó pauta para las siguientes y que dejó un gran legado musical. Los hijos de las personas que vivieron guerras y cambios políticos fuertes estaban creciendo. A pesar de tener como antecedente la psicodelia, aún existían prejuicios. Las religiones, sobre todo las derivadas del cristianismo, jugaban un papel muy importante en la sociedad. Recordemos que para estas religiones la imagen del diablo es un signo de maldad, peligro y perversión. Las familias tradicionales tenían un fuerte sentido de lo “bueno” y “malo” y es en este momento cuando desatan el primer “pánico satánico” (y no, no sería el único).
Durante esta década, la economía global experimentó varios cambios: aumentos de las tasas de interés, recesiones, alzas en el precio del petróleo y principalmente la transformación de los sectores industriales, lo que generó propiciaron un ambiente sombrío y desesperanzador de muchos jóvenes que trabajan en fábricas con sueldos bajos y horarios extensos. Estos factores propiciaron la búsqueda de una salida a través de la expresión musical. Bandas como Metallica, Megadeth, Guns N´ Roses, Bon Jovi solo por mencionar a muy pero muy pocos, dieron forma a la dureza de la época, sacando frustraciones y en muchos casos, cantando al amor. Esta fórmula también impactó a México, que vivía una situación similar. La mayoría de personas seguía consumiendo y creando música regional mexicana, pero los más jóvenes se verían atraídos por las guitarras eléctricas, dando lugar a grandes bandas como Caifanes, Fobia, Psycho y el Tri. Al mismo tiempo, el rock latino e hispano se esparcía por todo el continente americano, con exponentes como Soda Estéreo, Enanitos Verdes y Héroes del Silencio. El resumen de la década: canciones agresivas, depresivas llenas de odio, pero también de amor.
Los 90s, y 00s: Ambas décadas están interrelacionadas. Por una parte, los 90s fueron una época sin un estilo definido. Seamos honestos, realmente ¿qué define a los 90s? La sociedad estaba en una búsqueda constante de identidad. El pop, rock, metal, disco, electrónica (junto con sus 20 mil subgéneros), rap, blues, country, todos coexistían. Britney Spears, Nirvana, Pantera, Daft Punk (recuerden este nombre), Tupac, B.B. King, Café Tacuba, Molotov, Maná, Ricky Martin y la lista sigue y sigue. Para muchos críticos, esta fue la década donde se hizo la mejor música de la historia, debido a su versatilidad.
En los 00s, esta mezcla dio como resultado la globalización de las ideas., Daft Punk cambió la forma de crear música y no estuvieron solos en ese aspecto. Eminem, The Chemical Brothers, Blink-182, Radiohead, Linkin Park, Avenged Sevenfold, Justin Timberlake, Belanova, Control Machete, Pxndx y todas las bandas que seguramente estas pensando que debí de mencionar, se enfrascaron en este fenómeno. El internet hizo su aparición y las posibilidades se volvieron infinitas. Aunque las guerras seguían, la juventud continuaba buscando igualdad, libertad y pertenencia.
Llegando a este punto, ¿se puede percibir el patrón? Las tendencias musicales están marcadas por el contexto y también por la sociedad jóven, personas entre 15 y 29 años que buscan algo que la generación anterior no tuvo o enfrentan problemas derivados de decisiones mundiales. Esto nos lleva al presente.
La música actual es consecuencia del contexto. Influenciada por la generación pasada, busca libertades, nuevas formas de expresión, libre sexualidad y aborda la violencia como un tema recurrente. Como bien dice George Santayana, “Quien no conoce su historia está condenado a repetirla”.
En México, vivimos las consecuencias de decisiones tomadas en los 80s y 90s, cuando la corrupción y el narcotráfico empezaron a permear en la cultura. Los narcocorridos, que antes eran solo una canción más, han evolucionado a “corridos tumbados”, donde se habla explícitamente de la violencia, el poder y la vida criminal. Siendo sinceros, la música es pegajosa, los músicos son buenos y la globalización ha facilitado su difusión, tanto que en Japón escuchan a “Peso Pluma” o a “Natanael” en España. Es cierto que no solo los corridos han adoptado esta forma de lírica, tomaron de las décadas pasadas la experimentación con otros géneros y en consecuencia, personajes como Santa Fe Klan y compañía crean ritmos diferentes. Hablamos de este género en particular porque está dominando el mercado musical internacional del mismo modo que en los 80s lo hicieron los británicos y estadounidenses, la población quiere escuchar e intentar bailar por todos lados estos corridos. Si bien no es el único y artistas como Taylor Swift y Dua Lipa la están rompiendo, no podemos negar el alcance que ha tenido.
¿Es mala la música? Depende del cristal con que se mire. Socialmente, podría ser negativo, pues se refuerza la idea de que ser criminal está bien, lo que influye en la mentalidad colectiva de los jóvenes. Sin embargo, es una consecuencia del contexto social que vivimos, pero no la única.
En este tema hay muchas aristas y eso que no tocamos ni un poco el tema de reggaeton. Recuerda que aunque no seas culpable de tu contexto, sí puedes cambiarlo. Mientras eso sucede, disfruta del arte que es la música. Tienes el poder de elegir y con ello, una gran responsabilidad