En cada fiesta existe un momento cuando la canción de fondo para nada gusta a los presentes, antes de seguir escuchando ese sonido raro de ballenas cantando con orquesta, mejor se inicia la etapa conocida por dejar en claro quién es el tipo de los gustos raros. Pero antes de llegar a descubrir que la chica que te gusta escucha Peso Pluma porque puso “Bailando Sola” o el que creías era tu amigo le responde con Pom Pom Squad, sin lugar a duda pensamos… ¿Quién carajos estaba poniendo la música?
La respuesta parece simple: el algoritmo de cualquier programa de reproducción de audio actual ósea Spotify, Amazon Music, YouTube esto solo por mencionar a los principales. Sin embargo en los últimos años se ha declarado una especie de guerra que ha sido impulsada desde las trincheras de los melómanos. Estoy hablando de la lucha contra el algoritmo.
Hace un par de años una de las estaciones de radio del Valle de Toluca que tenía gran relevancia (Uni Radio 99.7 FM) inició una campaña que enaltecía la música que se programaba ya que era seleccionada por humanos expertos en la materia. Ellos recomendaban y argumentaban por qué era importante escuchar este o aquel disco y este o aquel artista; la campaña sí fue exitosa pues logró consolidar a la estación en su momento como una de las más propositivas de la región dando como resultado sembrar la semilla de la duda. ¿Realmente es tan malo el algoritmo?
El algoritmo funciona aprendiendo de ti de manera automática, se alimenta del historial de reproducción que tienes (claro que la arrolladora banda el limón también afecta a tu algoritmo) factores como la ubicación y la hora de reproducción de ciertos contenidos, por ejemplo, en la noche te sugiere música más relajada porque así lo ha aprendido de ti; los usuarios con gustos musicales y listas similares a las tuyas también pueden ser utilizadas para darte recomendaciones, además de la pequeña sugerencia que hacen las plataformas con los contratos que tienen con los artistas, ósea que no te sientas mal de que te recomendó a Bad Bunny si tú solo escuchas rock progresivo. Los patrones son muy complejos y demasiado amplios, de tal manera que las recomendaciones también lo son, sin embargo, no siempre esto es así. ¿Alguna vez te has puesto a pensar cuántas veces escuchaste a tu artista favorito en un día cuando dejas que el algoritmo te sorprenda? La tecnología tiene errores y deficiencias, y que bueno que sea así, sería horrible ya estar viviendo como en la película “Yo, Robot” del 2004 con Will Smith.
Por otra parte, las recomendaciones de persona a persona se ha vivido desde la evolución del hombre (o quizá antes) desde el qué puedes comer sin morir y en dónde puedes cazar mejor, pero no nos extendamos en el tema y centrémonos en la música. Por ejemplo, antes para conocer una banda o solista escuchabas la radio; desde los 1900 confiabas en que alguien que sabía del tema, seguramente si escuchabas a la soprano Ada Jones creías que era la mejor, aunque no siempre era así pues es casi seguro que muchas personas con talento quedaron fuera del radar musical por diferentes circunstancias. Lo cual quiere decir, que también hacían una especie de pre programación musical haciendo creer que lo que sonaba era lo mejor.
Adelantemos el tiempo, y hagamos una franja donde se pueda englobar a los Beatles en los 60´s a Queen en los 80´s y Nirvana en los 90´s donde por lo menos en México, se conocían a todas estas bandas por la influencia de los primos del norte que te prestó o te mandó ese casete que grabó o consiguió en el otro lado, o el amigo que tenía la oportunidad de viajar a Europa y que quedaba fascinado con la cultura musical y te compartía de su experiencia prestándote, obvio, el casete, vinil o CD que había comprado. La Televisión también jugó un papel súper importante y creo que está de más hablar sobre MTV y el legado que dejó, llegando así a finales de las 90´s con el internet y aquí la historia ya se sabe. El modo de compartir y conocer música fue evolucionando.
El punto al que quiero llegar es que sí, todos descubrimos música de maneras distintas pero todo tiene un común denominador, las productoras musicales que graban, seleccionan bandas y artistas son las que te dan a elegir qué escuchar, obviamente las grandes empresas no van a apostar por un sonido “nuevo” que puede generarles pérdidas; las casas productoras con menor presupuesto generalmente lo hacen pero para llegar a ello pasaron muchos filtros y uno de ellos fue dejar fuera otras 50 propuestas que tal vez hubieran gustado más, solo que no lo sabremos porque alguien pensó que eso no valdría la pena.
El algoritmo y las personas estamos atados a alguien más que decide qué se graba y se distribuye desde el inicio de la industria musical. Así que creo que si conoces alguna banda de post-punk y quieres recomendarla, hazlo. Pero si solo te quieres dejar llevar y descubrir música según tus gustos, también hazlo, al final de cuentas estas escuchando música que otra entidad decidió que te iba a gustar.